LAS PROMESAS INCUMPLIDAS DE LA CONSEJERÍA DE SANIDAD

Para nuestra sanidad pública, de calidad y gratuita para todos

Por Alba Piñol Farré

Con las promesas incumplidas de sanidad nos encontramos ante otro acto de piratería y sabotaje ejercido por las autoridades del Gobierno de Canarias (con su representante en la materia la Consejería de Sanidad), y, del Cabildo de Tenerife. No hay que ir a buscar responsables al Gobierno Central los fraudulentos los tenemos al lado. Y como no reaccionemos urgentemente nos dejarán sin nada.

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            Los recortes en sanidad van directamente ligados al despilfarro de sus presupuestos, a la mala gestión, a la infrautilización de las estructuras existentes, a la ausencia de centros necesarios, a los nuevos contratos temporales y precarios del personal, a la condena a la alta tasa de paro del personal sanitario, al compañerismo de los centros concertados, entre otros.

            Solo hablando del HUC, vamos a recordar lo ya expuesto en un artículo anterior, en el que se refería a la inutilización de 40 quirófanos (me acaban de informar que el único departamento que opera mañana y tarde es el neurocirugía que llevaba una lista de espera desde 2011 y donde los neurocirujanos se han ofrecido por el bien de los pacientes); alas del hospital cerradas, con personal médico que puede cobrar menos de mil euros en contratos de corta duración. En el caso del Hospital Universitario de la Candelaria, las operaciones de las tardes es una medida generalizada en prácticamente todos los departamentos desde hace algún tiempo. De todas maneras el vacio que provocaron los despidos masivos del personal  especializado no estatutario hace que tampoco en ese Hospital se utilicen los quirófanos al 100%

            Para incorporar nuevos datos vamos a citar la arbitraria decisión de la Consejería de Sanidad al no poner en marcha el centro de urgencias de Tincer, distrito suroeste de Santa Cruz de Tenerife, que hubiera supuesto un gran alivio a las colapsadas urgencias hospitalarias y una tranquilidad para los pacientes que hubieran sido atendidos sin grandes desplazamientos. Su creación fue decidida en 2002 cuando el distrito contaba con 18.000 habitantes. Prometido en 2004. Se concluyen tanto los edificios como los espacios y el material dotacional en 2006 quedando pendiente su gestión y el personal. Actualmente el distrito supera los 40.000 habitantes. Siete años después la Consejería de Sanidad decide desmantelar el espacio dedicado a la salud para instalar una centralita del 112 y un depósito de ambulancias, cuando hubiera sido una de las soluciones para aliviar las urgencias del HUC y de la Candelaria.

En esta zona que nos ocupa solo funcionan las urgencias de los ambulatorios de medicina general en Añaza,  Barranco Grande y Tincer (además del de Taco, La Laguna) que están subdotadas  de material y de   medicamentos necesarios en urgencias (pueden pinchar un antiinflamatorio en vez de un calmante, por no tenerlo en stock, cuando un paciente se presenta con una litiasis) y que en casos graves solo pueden expedirle un volante para que le acepten en las urgencias hospitalarias con la pérdida de  tiempo que supone y lo vital que supone para muchos pacientes.

Estas son las reivindicaciones, y otras muchas que no conciernen la sanidad, que el día 8 de noviembre hicieron públicas en una nota de prensa los representantes de todas las Asociaciones de Vecinos del Distrito Suroeste de Santa Cruz de Tenerife.

En este mismo orden de salvajadas se podría hablar del Hospital del Sur de Tenerife que, debido, por un lado a luchas entre partidos y, por otro, a las rivalidades entre autoridades autonómicas e insulares, su primera fase debería estar en pleno funcionamiento desde este verano de 2013 mientras las obras están paradas. Quisiera recordar, para los que no lo sepan o tengan fallos de memoria, que su creación fue decidida y presupuestada por el gobierno central en 1978 a través del Instituto Nacional de la Salud, dependiente del Ministerio de Sanidad. Es decir, en el sur de la isla nunca ha existido un hospital público ni evidentemente un servicio de urgencias. Cuando un paciente se ve obligado a solicitar dichos servicio por un dolor de cabeza, fiebre, dolor de muelas, …es decir, dolencias comunes, los centros de urgencia de Adeje y Arona pueden salvarle la papeleta ya que para más no tienen material adecuado. En cambio si se trata de una enfermedad grave que necesita cuidados urgentes, está obligado primero a perder un tiempo que puede ser vital para el paciente y luego ineludiblemente debe pasar por Hospitén (centro “concertado”, es decir privado) para que le den el volante y poder ser atendido en urgencias hospitalarias del norte; también ocurre lo mismo en el acto más normal de la vida que es dar a luz. Cualquier mujer tiene obligatoriamente que trasladarse al Hospital La Candelaria para que su hijo/a nazca ¡Qué complicación y cuántas vidas se habrán visto truncadas por desavenencias y mala gestión política!

Cuando he intentado ponerme en contacto con los centros sanitarios del sur e entrado en internet y he llamado a los número de teléfono que me indicaba la página Información General, Sanidad Pública de Tenerife, que depende del Cabildo y no he encontrado ningún número de teléfono que funcionara: o eran casas privadas, o contestaba esa voz impersonal de la máquina con el “no existe”, o lo “han cambiado el número por otro que tampoco existe”…

También he hecho una pequeña encuesta sobre lo que tenía que haber sido el hospital del norte que se ha quedado en dos o tres CAE (Centro de Atención Especializada) con urgencias nocturnas pero para hacer el volante y que se le atienda en las urgencias del HUC.

Aquí podríamos añadir muchas otras barbaridades sociosanitarias existentes y provocadas por la misma arrogancia de los votados (en realidad, no sé por qué nos quejamos puesto que somos nosotros, todos, quienes les hemos dado carta blanca a pesar de conocer de antemano lo que nos vamos a encontrar) que la conclusión es siempre la misma: los que sufrimos las consecuencias somos los pacientes y quienes creemos firmemente en una sanidad pública, de calidad. No se puede seguir así. Hay que reaccionar antes de que nos lo quiten todo.

Alguien se ha parado a pensar que pasa cuando un miembro del Gobierno Autonómico, de la Consejería de Sanidad o Cabildo, se pone enfermo ¿siguen nuestros pasos en la seguridad social pública, la de todos?, o ¿como el Rey, no entran en las listas de espera?. Si además su dolencia es especialmente grave o genuina y necesita un traslado a Madrid o a cualquier hospital europeo, el Área  de Salud de Santa Cruz de Tenerife, abrirá momentáneamente y como caso especial ese grifo que para el resto de los pacientes canarios nos está herméticamente cerrado desde hace tiempo y que permite que la Seguridad Social Canaria tome a cargo todos los gastos ocasionados por dicha enfermedad incluyendo la de un acompañante.

De promesas incumplidas por la Consejería de Sanidad Canaria podríamos sacar hasta aburrirnos, aunque creo que para retratarla basta con estos ejemplos.

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